Cuando haces un viaje que te lleva tan lejos como es posible tienes que sentirte GRANDE, no puede ser de otra manera, es así.
Y es que cuando
un invierno está siendo el verano de tu vida tienes que ser inevitablemente
feliz, aún sabiendo que en cinco días todo esto se acabará y yo volaré de vuelta mientras NZ se queda aquí.
Tengo la misma sensación que cuando en un sueño te das cuenta de que estás soñando y entonces por mas que intentes evitarlo, te despiertas.